Esto es una reivindicación a las lágrimas, al llanto: a llorar con y sin gotitas que resbalen por la cara, sola o acompañada, a borbotones o en secreto. Llorar como sinónimo de sentir y no de debilidad.

Esta es una enciclopedia, un mapa de lágrimas, pero también de género, de enfermedades mentales, de maternidad, de violencia, de cultura, de raza... pequeños párrafos que van y no van de lo mismo. Este libro ha sido un abrazo y un recordatorio de que llorar no me hace débil, me hace viva.

Quedarme con sólo un párrafo es insultante hacia los demás pero semanas después de leerlo sigo pensando en este, en la forma en la que Heather Christle consigue vocalizar un sentimiento tan presente en mi día a día:

"It is exhausting sometimes to conduct these imaginary arguments with scientists who seem determined to misunderstand the bodies of others. And I fear that even if they were to read these words they would still not take me seriously, that my sad brain and tear-swollen face would discredit me."

(Como chica harta de que no se la tomen en serio por ser emocional, gracias Heather.)