Con la curiosa premisa de ahondar en la vida de unos personajes históricos secundarios como son los músicos del Titanic, de los que solo sabemos que continuaron tocando mientras el navío se hundía para tranquilizar al pasaje y murieron con las botas puestas; el autor construye una novela episódica que otorga a cada uno de los miembros de la orquesta una trayectoria vital propia. Por desgracia las historias son desiguales y poco interesantes. Finalmente y tras aburrirnos durante todo el libro, el momento del hundimiento se aborda de forma somera, casi como si fuese un formalismo para darnos después una tremenda bofetada admitiendo en el epílogo que estos músicos de vida fabulada, lo son por completo ya que la orquesta del Titanic la integraban otras personas.
Para mí una pérdida de tiempo que además confundí con otro libro que me habían recomendado del mismo autor y que, tras esto, no tiene muchas posibilidades.
Aclaro tambien que es una estrella personal y que el libro es correcto en su dimensión literaria y puede gustar mucho a otros lectores que no soy yo en este preciso momento. No es un fanfic ni tiene faltas de ortografía ni es un engendro perpetrado por un analfabeto funcional como, por desgracia, lo son algunos que comparten esta triste calificación.