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A review by alecarrillogl
Me Alegro de que mi madre haya muerto by Jennette McCurdy
5.0
Soy una creyente fiel de los libros de celebridades, incluso de aquellos que utilizan unx escritorx fantasma, en parte porque amo el chisme y en parte porque creo que son un testigo invaluable de las entrañas de lo que llamamos cultura pop, que a pesar de ser una forma superficial de entretenimiento es en suma todos los valores que apreciamos más como sociedad, estilizados al límite y puestos en escena (de formas a veces ridículas de tan obvias) como moralejas y estándares inalcanzables pero deseados fervientemente.
Nada dice más de nosotros mismos que lo que consideramos bello o de lo que consideramos feo, de lo que consideramos moral o amoral.
Por esas cosas es que creo que el libro de Jennette es un pedazo valiosísimo de la historia cultural de Occidente. De cómo se construye una maquinaria bien engrasada para servicio de las clases dominantes y sus ideas. De cómo el capitalismo es capaz de pasarle por encima a cualquier persona de cualquier forma para seguir manteniendo a los espectadores a ralla. De cómo sus más fervientes guardianes (productores, directores y ejecutivos) son híper conscientes de esto.
Pero tambien es un testimonio de cómo las personas más afectadas por esto son luego las personas que más desean ser parte de la maquinaria. No pude sino recordar esta idea compartida muy públicamente de que el sueño del oprimido es volverse el opresor.
Jennette es víctima de los sueños de su propia madre que en el camino retorcido de su vida constantemente oprimida por la iglesia, por el patriarcado y, seguro, por la industria de la publicidad sobre la mujer perfecta, se vuelve una tirana para con su familia y para consigo misma incapaz de entender su realidad, incapaz de verla con algo de objetividad.
Incapaz de entender por qué las cosas en su vida no salen como le habían prometido y luego además resuelta a luchar por ello hasta las últimas consecuencias, incluso frente al veredicto de que ha perdido.
Creo que las partes más interesantes del libro en ese sentido son los momentos de absoluto descubrimiento de Jennette, ese momento de claridad, el proceso que vive la protagonista en camino a reconocerse a sí misma con una claridad que a veces es escalofriante.
Hubo momentos muy desagradables como lectora que me dejaron con un sabor de boca amargo y triste, pero que luego se vuelven totalmente necesarios.
Cuando recién terminé el libro sentí que había sido muy corto, que la etapa de las cosas malas que le sucedieron en la infancia es tan larga y detallada y la parte del encuentro consigo misma y el "journey" de la recuperación tan corto y tan concreto, pero eventualmente me hizo sentido.
No es un libro de superación personal, ni de consejos terapeuticos para la resolución de conflictos familiares. Es una oda a la náusea que provoca bien mirado el mundo del espectáculo y las formas tan absurdas en las que está construído, es una especie de filtración de cómo se constituyen las narrativas que todos mamamos en la infancia (no solo en nuestra generación, aunque se centra mucho en lo que fue y quizá sigue siendo Nickelodeon), un hack a las formas en las que normalizamos los daños colaterales necesarios para sostener ese sistema de valores y sus mecanismos de difusión.
A tal punto que al principio del libro, sobre todo cuando Jennette describe la casa de su infancia a mí misma me pareció que, siendo el libro de denuncia a Hollywood que se nos había prometido en las entrevistas que ha dado la autora a diferentes medios de comunicación, era un poco exagerado.
Ciertas neurosis de nuestras madres nos parecen normales.
Pero conforme avanzas en el libro y vas entendiendo el conjunto de todas estas cosas que afectan sobre todo la vida de las clases aspiracionales y empobrecidas, que llega el verdadero asco.
Por eso y porque empieza a escribirlo desde la clase media, creo que debemos leer este libro con más cuidado y con otra perspectiva que no sea solo la de una hija que vivió abuso, lo cual ya es súper valiente, sino el de toda una familia atropellada por la aspiración de la riqueza, blancura y limpieza de Hollywood.
Qué fuerte metafóricamente es en ese sentido cuando la autora pasa de vivir en una casa llena de objetos y basura a vivir en una casa enorme, lujosa, pero vacía y terrorífica.
Es muy hermoso el momento de claridad en el clímax del libro en el que la autora hace un recuento de todo lo que ha sido su vida, de todos los valores y las recompensas que le ha traído sacrificar su vida en pos de un sueño que siempre resulta raro para ella y que ¡debería saltarnos alarmas a todos los que lo hemos soñado!
Me encanta que su respuesta no sea renegar de la segunda y volver a la primera para probar un punto, sino encontrar lo que sea que funcione para ella, renunciando a ambas, pero también aceptando que fue educada y adoctrinada para depender de ese sueño con toda su vida y que salir de allí será definitivamente difícil.
El capítulo final le da sentido a todo esto y cierra brillantemente un libro ya de por sí brillante por la valentía con la que nació en la vida de su autora.
Valió la pena cada instante.
Nada dice más de nosotros mismos que lo que consideramos bello o de lo que consideramos feo, de lo que consideramos moral o amoral.
Por esas cosas es que creo que el libro de Jennette es un pedazo valiosísimo de la historia cultural de Occidente. De cómo se construye una maquinaria bien engrasada para servicio de las clases dominantes y sus ideas. De cómo el capitalismo es capaz de pasarle por encima a cualquier persona de cualquier forma para seguir manteniendo a los espectadores a ralla. De cómo sus más fervientes guardianes (productores, directores y ejecutivos) son híper conscientes de esto.
Pero tambien es un testimonio de cómo las personas más afectadas por esto son luego las personas que más desean ser parte de la maquinaria. No pude sino recordar esta idea compartida muy públicamente de que el sueño del oprimido es volverse el opresor.
Jennette es víctima de los sueños de su propia madre que en el camino retorcido de su vida constantemente oprimida por la iglesia, por el patriarcado y, seguro, por la industria de la publicidad sobre la mujer perfecta, se vuelve una tirana para con su familia y para consigo misma incapaz de entender su realidad, incapaz de verla con algo de objetividad.
Incapaz de entender por qué las cosas en su vida no salen como le habían prometido y luego además resuelta a luchar por ello hasta las últimas consecuencias, incluso frente al veredicto de que ha perdido.
Creo que las partes más interesantes del libro en ese sentido son los momentos de absoluto descubrimiento de Jennette, ese momento de claridad, el proceso que vive la protagonista en camino a reconocerse a sí misma con una claridad que a veces es escalofriante.
Hubo momentos muy desagradables como lectora que me dejaron con un sabor de boca amargo y triste, pero que luego se vuelven totalmente necesarios.
Cuando recién terminé el libro sentí que había sido muy corto, que la etapa de las cosas malas que le sucedieron en la infancia es tan larga y detallada y la parte del encuentro consigo misma y el "journey" de la recuperación tan corto y tan concreto, pero eventualmente me hizo sentido.
No es un libro de superación personal, ni de consejos terapeuticos para la resolución de conflictos familiares. Es una oda a la náusea que provoca bien mirado el mundo del espectáculo y las formas tan absurdas en las que está construído, es una especie de filtración de cómo se constituyen las narrativas que todos mamamos en la infancia (no solo en nuestra generación, aunque se centra mucho en lo que fue y quizá sigue siendo Nickelodeon), un hack a las formas en las que normalizamos los daños colaterales necesarios para sostener ese sistema de valores y sus mecanismos de difusión.
A tal punto que al principio del libro, sobre todo cuando Jennette describe la casa de su infancia a mí misma me pareció que, siendo el libro de denuncia a Hollywood que se nos había prometido en las entrevistas que ha dado la autora a diferentes medios de comunicación, era un poco exagerado.
Ciertas neurosis de nuestras madres nos parecen normales.
Pero conforme avanzas en el libro y vas entendiendo el conjunto de todas estas cosas que afectan sobre todo la vida de las clases aspiracionales y empobrecidas, que llega el verdadero asco.
Por eso y porque empieza a escribirlo desde la clase media, creo que debemos leer este libro con más cuidado y con otra perspectiva que no sea solo la de una hija que vivió abuso, lo cual ya es súper valiente, sino el de toda una familia atropellada por la aspiración de la riqueza, blancura y limpieza de Hollywood.
Qué fuerte metafóricamente es en ese sentido cuando la autora pasa de vivir en una casa llena de objetos y basura a vivir en una casa enorme, lujosa, pero vacía y terrorífica.
Es muy hermoso el momento de claridad en el clímax del libro en el que la autora hace un recuento de todo lo que ha sido su vida, de todos los valores y las recompensas que le ha traído sacrificar su vida en pos de un sueño que siempre resulta raro para ella y que ¡debería saltarnos alarmas a todos los que lo hemos soñado!
Me encanta que su respuesta no sea renegar de la segunda y volver a la primera para probar un punto, sino encontrar lo que sea que funcione para ella, renunciando a ambas, pero también aceptando que fue educada y adoctrinada para depender de ese sueño con toda su vida y que salir de allí será definitivamente difícil.
El capítulo final le da sentido a todo esto y cierra brillantemente un libro ya de por sí brillante por la valentía con la que nació en la vida de su autora.
Valió la pena cada instante.