El marco histórico es interesante, he podido tener antecedentes y comprender un poco más por lecturas recientes en artículos.

La novela se siente llena de retazos y se le notan demasiado las costuras.

La personaja principal no es creíble en su planteamiento y curva de crecimiento.
Hay un punto en que le empiezan a alabar su inteligencia y agudeza de pensamiento, y para nada encaja con lo que has viajado con ella, acciones ni sucederes.

La trama política sabe a poco porque se nota que ha cosido historias de personas con las que ha hablado. Hay una gran brecha entre lo que quiere contar, lo que sabe y lo que ha vivido - la autora - y creo que es porque le falta cualidades narrativas en ritmo, voces, evoluciones, complejidad.
Se queda corta.

Y es una pena, porque leía que la autora es activista y hace labores diversas de difusión.
Esta novela necesitaba un apoyo editorial contundente.

Veo que la mayoría de calificaciones de 4 o 5 estrellas, se basa en el desconocimiento sobre la historia de Palestina, así que agradecen este tipo de libros para su difusión.
Lo comprendo y respeto.
Creo que eso puede ser un elemento de mucho valor.

Pero reduciendo a cuánto del marco histórico nos profundiza o evaluando personajes y la predecibilidad de los hechos que narra, es una obra que queda a deber.


La autora, por posiciones ideológicas, targiversa la explotación y trata de personas, con el trabajo sexual. Y después se va por un síndrome de Estocolmo sin sentido ni robustez.
 
Esperaba que remontara y poder reunir más elementos históricos reales pero no pasó.

Lo terminé en audiolibro porque francamente la novela se fue apagando y haciendo demasiado predecible y no quería invertirle más esfuerzo.