Este libro es un mejora sustancial con respecto a los de la Trilogía del Asesino de la misma autora.
Robin Hobb nos aleja del punto de vista único de Traspié y nos embarca en una novela río con decenas de personajes; todos exquisitamente creados y, gracias a su sobresaliente prosa, su personalidad permea las páginas de los capítulos sabiendo en todo momento quien es la voz narrativa.
Se nota cuáles son los personajes protagonistas, pero eso no impide que los secundarios también brillen dando en momentos puntuales su propia cosmovisión del mundo.
Desde aquí solo me queda alabar el estilo de la autora (así como la traducción de Manuel de los Reyes) por darle un toque narrativo único que hace que navegues sus páginas. Paseas por los parajes que ha construido Hobb porque son atrayentes y es un placer estar en ellos. Es simplemente algo evocador.