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A review by kokeshi8
Chicas bailarinas by Margaret Atwood
3.0
Confieso que no soy muy amiga de los libros de cuentos. Incluso de autores que considero mis favoritos, nunca termino conforme del todo con la lectura. Por lo mismo, no me atrevería a decir que Chicas bailarinas me gustó cabalmente.
Atwood tiene la gracia de darle un tono y ritmo distinto a cada uno de sus cuentos y sus historias nunca terminan como imaginas (pienso en Historia de un viaje y Cuando sucede). Mi cuento favorito es Joyería capilar y estuve a punto de darle 4 estrellas solo por él, pero con muchos otros no pude conectar nada como me paso con Dar a luz, por ejemplo.
¿Es recomendable? Por supuesto. Leer a Atwood nunca será una pérdida de tiempo. ¿Si se transformará en tu libro favorito de todos los tiempos? Ahí tengo mis dudas.
Frases para el recuerdo:
De niña, siempre se identificaba con la novia engañada o la hermana fea; siempre que el cuento empezaba “Érase una vez una doncella tan bonita como bondadosa”, tenía la certeza de que no se trataba de ella.
Su madre aprovechó para decir que el problema con las personas de otra cultura era que nunca sabía si estaban locos o no, porque sus pautas de comportamiento eran muy distintas.
No lo imaginaba en el ejército, ni en ningún bando; no encajaba con él, y , hasta donde sabía no tenía ideología alguna. Debía de ser algo anodino, al margen, como ella; tal vez se había hecho intérprete.
El interior desprendía ese olor dulce y tristón de las tiendas en las que se vende de todo, mezcla del aroma de los cucuruchos de helado, las galletas Oreo, los caramelos duros y las barritas de regaliz que se exponían en el mostrador, y eso otro olor, almizcleño y penetrante, a sudor y a rancio.
En cuanto a Fred, ha dejado de intrigarme. Os Freds de este mundo se delatan por lo que hacen y por lo que eligen. Son las Bettys las que resultan misteriosas.
El desorden solo le interesaba en las mujeres, pero no podía vivir en él.
La pobre Louise había intentado forjarse a sí misma a partir de las personas que conocía. Únicamente de él no había tomado nada: al pensar en su gélido interior, un puro embrión malogrado, comprendió que no tenía nada que ella pudiera tomar.
Yo soy el círculo. Tengo los polos en mí interior. Lo que debo hacer es seguir intacta, depende de mí.
Comprendió que solo quería a la Louise desesperanzada y loca, la indefensa y privada de toda aspiración. Con una Louise cuerda y capaz de juzgarlo, nunca podría entenderse.
Sus propios esfuerzos por seguir siendo humano, el trabajo inútil, el amor estéril, ¿qué ocurría cuando todo se agotaba?, ¿qué le sucedería a él?
Aunque tener una calabaza o un tomate, sería en los tiempos que corren, más agradable y útil que tener un bebé. El mundo no necesita mis genes. Pero esto es una excusa.
Barajo mi juego de impertinencias y saco una: haces el amor como un cowboy violando a una oveja. Llevo tiempo queriendo decírselo, pero acaso la paz sea más importante.
Deseo explicarle lo que nadie le ha enseñado, cómo se comportan dos personas que se quieren, que evitan hacerse daño, pero no estoy segura de saber.
Nos amamos, eso es cierto signifique lo que signifique, pero no nos amamos bien: para algunos es talento, para otros adicción.
Resucito a través de la ropa. Tanto es así que me resulta imposible recordar lo que hice, lo que me sucedió, a menos que recuerde lo que llevaba puesto. Siempre que deshecho un suéter o un vestido, deshecho parte de mi vida.
Creía que si llevaba prendas muy holgadas formarían una especie de tienda a mí alrededor y sería menos visible. Pero era al revés.
Estoy perdidamente enamorada y voy a la estación de tren para escapar.
En aquella época de mi vida, el amor no correspondido era la única clase de amor que yo parecía capaz de sentir. Esto me causaba un gran dolor. Pero, con mi actual perspectiva, comprendo que tenía sus ventajas. Proporcionaba todos los sobresaltos emocionales de la otra clase de amor, sin implicar ninguno de sus riesgos.
Pero el amor no correspondido no exigía el desnudo.
Es más fácil amar a un demonio que a un hombre, aunque sea menos heroico.
¿Por qué resultan tan irresistibles para las jóvenes la melancolía y cierto sentido de futilidad?
Las mujeres siempre se sienten impulsadas a apaciguar a los hombres que tratan de ligárselas, al rechazarlos.
Nunca he entendido por qué la gente considera la juventud una época de libertad y alegría. Probablemente se debe a que ha olvidado la propia.
Con el puño del abrigo hasta los nudillos, no tenía aspecto de ser titular de una tarjeta de crédito.
Ya no tengo aventuras, porque odio los recuerdos que no pueden desecharse.
Incluso quienes jamás irían a los lugares que ella describía, quienes no podrían permitírselo, no querían oír hablar de peligros, ni siquiera de incomodidades; era como si desearan creer que quedaba un lugar en el mundo donde todo iba bien, donde no ocurría nada desagradable.
Es la calma ininterrumpida, tanto interna como externa, lo que la irrita. A todo el mundo le ocurren cosas, ¿por qué no a mí?, piensa. Por otra parte, está convencida de que sí ocurren cosas a su alrededor, pero que se las ocultan.
Todo el mundo cree que los escritores saben más acerca de la mente humana, pero es un error. Saben menos. Por eso escriben. Para tratar de descubrir lo que todos los demás dan por sentado.
Había empezado a tener la sensación de que nada la esperaba fuera de los límites de la cama. No se trataba de vacío, sino de nada, un cero con patas en el libro de aritmética.
La sangre, el fluido elemental, el jugo de la vida, subproducto del nacimiento, preludio de la muerte.
Ann se compadeció de su soledad, pero no quería implicarse. Ya tenía bastantes problemas para afrontar la suya.
La inteligencia era un activo, sostenía Joseph. Solo teníamos que fijarnos en lo que les pasaba a las tontas.
Los niños no tienen piedad; ha de inculcárseles.
Atwood tiene la gracia de darle un tono y ritmo distinto a cada uno de sus cuentos y sus historias nunca terminan como imaginas (pienso en Historia de un viaje y Cuando sucede). Mi cuento favorito es Joyería capilar y estuve a punto de darle 4 estrellas solo por él, pero con muchos otros no pude conectar nada como me paso con Dar a luz, por ejemplo.
¿Es recomendable? Por supuesto. Leer a Atwood nunca será una pérdida de tiempo. ¿Si se transformará en tu libro favorito de todos los tiempos? Ahí tengo mis dudas.
Frases para el recuerdo:
De niña, siempre se identificaba con la novia engañada o la hermana fea; siempre que el cuento empezaba “Érase una vez una doncella tan bonita como bondadosa”, tenía la certeza de que no se trataba de ella.
Su madre aprovechó para decir que el problema con las personas de otra cultura era que nunca sabía si estaban locos o no, porque sus pautas de comportamiento eran muy distintas.
No lo imaginaba en el ejército, ni en ningún bando; no encajaba con él, y , hasta donde sabía no tenía ideología alguna. Debía de ser algo anodino, al margen, como ella; tal vez se había hecho intérprete.
El interior desprendía ese olor dulce y tristón de las tiendas en las que se vende de todo, mezcla del aroma de los cucuruchos de helado, las galletas Oreo, los caramelos duros y las barritas de regaliz que se exponían en el mostrador, y eso otro olor, almizcleño y penetrante, a sudor y a rancio.
En cuanto a Fred, ha dejado de intrigarme. Os Freds de este mundo se delatan por lo que hacen y por lo que eligen. Son las Bettys las que resultan misteriosas.
El desorden solo le interesaba en las mujeres, pero no podía vivir en él.
La pobre Louise había intentado forjarse a sí misma a partir de las personas que conocía. Únicamente de él no había tomado nada: al pensar en su gélido interior, un puro embrión malogrado, comprendió que no tenía nada que ella pudiera tomar.
Yo soy el círculo. Tengo los polos en mí interior. Lo que debo hacer es seguir intacta, depende de mí.
Comprendió que solo quería a la Louise desesperanzada y loca, la indefensa y privada de toda aspiración. Con una Louise cuerda y capaz de juzgarlo, nunca podría entenderse.
Sus propios esfuerzos por seguir siendo humano, el trabajo inútil, el amor estéril, ¿qué ocurría cuando todo se agotaba?, ¿qué le sucedería a él?
Aunque tener una calabaza o un tomate, sería en los tiempos que corren, más agradable y útil que tener un bebé. El mundo no necesita mis genes. Pero esto es una excusa.
Barajo mi juego de impertinencias y saco una: haces el amor como un cowboy violando a una oveja. Llevo tiempo queriendo decírselo, pero acaso la paz sea más importante.
Deseo explicarle lo que nadie le ha enseñado, cómo se comportan dos personas que se quieren, que evitan hacerse daño, pero no estoy segura de saber.
Nos amamos, eso es cierto signifique lo que signifique, pero no nos amamos bien: para algunos es talento, para otros adicción.
Resucito a través de la ropa. Tanto es así que me resulta imposible recordar lo que hice, lo que me sucedió, a menos que recuerde lo que llevaba puesto. Siempre que deshecho un suéter o un vestido, deshecho parte de mi vida.
Creía que si llevaba prendas muy holgadas formarían una especie de tienda a mí alrededor y sería menos visible. Pero era al revés.
Estoy perdidamente enamorada y voy a la estación de tren para escapar.
En aquella época de mi vida, el amor no correspondido era la única clase de amor que yo parecía capaz de sentir. Esto me causaba un gran dolor. Pero, con mi actual perspectiva, comprendo que tenía sus ventajas. Proporcionaba todos los sobresaltos emocionales de la otra clase de amor, sin implicar ninguno de sus riesgos.
Pero el amor no correspondido no exigía el desnudo.
Es más fácil amar a un demonio que a un hombre, aunque sea menos heroico.
¿Por qué resultan tan irresistibles para las jóvenes la melancolía y cierto sentido de futilidad?
Las mujeres siempre se sienten impulsadas a apaciguar a los hombres que tratan de ligárselas, al rechazarlos.
Nunca he entendido por qué la gente considera la juventud una época de libertad y alegría. Probablemente se debe a que ha olvidado la propia.
Con el puño del abrigo hasta los nudillos, no tenía aspecto de ser titular de una tarjeta de crédito.
Ya no tengo aventuras, porque odio los recuerdos que no pueden desecharse.
Incluso quienes jamás irían a los lugares que ella describía, quienes no podrían permitírselo, no querían oír hablar de peligros, ni siquiera de incomodidades; era como si desearan creer que quedaba un lugar en el mundo donde todo iba bien, donde no ocurría nada desagradable.
Es la calma ininterrumpida, tanto interna como externa, lo que la irrita. A todo el mundo le ocurren cosas, ¿por qué no a mí?, piensa. Por otra parte, está convencida de que sí ocurren cosas a su alrededor, pero que se las ocultan.
Todo el mundo cree que los escritores saben más acerca de la mente humana, pero es un error. Saben menos. Por eso escriben. Para tratar de descubrir lo que todos los demás dan por sentado.
Había empezado a tener la sensación de que nada la esperaba fuera de los límites de la cama. No se trataba de vacío, sino de nada, un cero con patas en el libro de aritmética.
La sangre, el fluido elemental, el jugo de la vida, subproducto del nacimiento, preludio de la muerte.
Ann se compadeció de su soledad, pero no quería implicarse. Ya tenía bastantes problemas para afrontar la suya.
La inteligencia era un activo, sostenía Joseph. Solo teníamos que fijarnos en lo que les pasaba a las tontas.
Los niños no tienen piedad; ha de inculcárseles.