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A review by eibi
El Club de Los Mentirosos by Mary Karr
...sólo hallaba consuelo en la lectura: ese lugar mítico habitado por almas afines que florecen juntas al compartir viejas historias, esas que te enardecen el ánimo y te liberan, las auténticas. Así que pasad y poneos cómodos.
Entre una persona sincera y honesta, prefiero a esta última. La honestidad tiene un matiz añadido, un plus de transparencia, de mostrarse sin dobleces ni medias tintas; sin vergüenzas ni miedos que lleva a confiar y, por supuesto, también a abrirse. Es justamente esa honestidad, la de Mary Karr en este libro, lo que me ha conquistado. Se expone sin filtros en este ejercicio de memoria doloroso y cómico a partes iguales.
No creo recordar ningún libro que me llevara de la carcajada, a revolverme el estómago y de ahí, a la lagrimilla furtiva, con tanta facilidad y de manera tan hermosa. El tono en el que está escrito es la guinda de esta lectura. No sé si utiliza el humor como un mecanismo de defensa para poder (re)contar todo lo que ha vivido o para rebajar la intensidad del relato y hacerlo menos dramático, pero, sin duda, el efecto es único y muy potente.
Edna O'Brien dice que la memoria y el lenguaje son las mejores herramientas de un escritor; con Mary Karr se cumple cada palabra de esa frase. Mientras leía 'El club de los mentirosos', no hacía más que recordar a la Baba de 'Las chicas de campo' o a la voz narrativa de 'Un lugar pagano'; el tono de estos tres libros es muy parecido: ironía, narrar desde las tripas con esa sutilidad e inocencia engañosa que te abre los ojos a un mundo aterrador y sin escrúpulos. La diferencia -creo- entre ellas, es que Mary, a pesar de todo, transmite esperanza.
Contar la verdad sana y salva; dar voz al dolor y los secretos a voces que han rodeado su vida desde que era una niña, absorbiendo lo bueno y lo malo sin avergonzarse (y sin juzgarse), es lo que convierte esta biografía en su arma de destrucción masiva contra ese mundo horrible; como dice en el epílogo Lena Dunham, Karr manda un mensaje fundamental: no sólo la verdad te hará libre a ti, sino que también abrirá el camino para que otros hagan lo propio (...) es una agresiva palmadita en el hombro en una sala abarrotada, una cara sonriente que le pregunta al lector "¿Quieres ser mi amigo?". A mí solo me queda girarme, sonreír y decirle "por supuesto que sí".
...el paso de la estrecha prisión del cuerpo a una matriz luminosa, avanzar sin esfuerzo hasta que las siluetas remotas se vuelvan cada vez más brillantes y familiares, hasta que todos tus seres queridos cobren forma ante ti y te reciban con los brazos abiertos.
Entre una persona sincera y honesta, prefiero a esta última. La honestidad tiene un matiz añadido, un plus de transparencia, de mostrarse sin dobleces ni medias tintas; sin vergüenzas ni miedos que lleva a confiar y, por supuesto, también a abrirse. Es justamente esa honestidad, la de Mary Karr en este libro, lo que me ha conquistado. Se expone sin filtros en este ejercicio de memoria doloroso y cómico a partes iguales.
No creo recordar ningún libro que me llevara de la carcajada, a revolverme el estómago y de ahí, a la lagrimilla furtiva, con tanta facilidad y de manera tan hermosa. El tono en el que está escrito es la guinda de esta lectura. No sé si utiliza el humor como un mecanismo de defensa para poder (re)contar todo lo que ha vivido o para rebajar la intensidad del relato y hacerlo menos dramático, pero, sin duda, el efecto es único y muy potente.
Edna O'Brien dice que la memoria y el lenguaje son las mejores herramientas de un escritor; con Mary Karr se cumple cada palabra de esa frase. Mientras leía 'El club de los mentirosos', no hacía más que recordar a la Baba de 'Las chicas de campo' o a la voz narrativa de 'Un lugar pagano'; el tono de estos tres libros es muy parecido: ironía, narrar desde las tripas con esa sutilidad e inocencia engañosa que te abre los ojos a un mundo aterrador y sin escrúpulos. La diferencia -creo- entre ellas, es que Mary, a pesar de todo, transmite esperanza.
Contar la verdad sana y salva; dar voz al dolor y los secretos a voces que han rodeado su vida desde que era una niña, absorbiendo lo bueno y lo malo sin avergonzarse (y sin juzgarse), es lo que convierte esta biografía en su arma de destrucción masiva contra ese mundo horrible; como dice en el epílogo Lena Dunham, Karr manda un mensaje fundamental: no sólo la verdad te hará libre a ti, sino que también abrirá el camino para que otros hagan lo propio (...) es una agresiva palmadita en el hombro en una sala abarrotada, una cara sonriente que le pregunta al lector "¿Quieres ser mi amigo?". A mí solo me queda girarme, sonreír y decirle "por supuesto que sí".
...el paso de la estrecha prisión del cuerpo a una matriz luminosa, avanzar sin esfuerzo hasta que las siluetas remotas se vuelvan cada vez más brillantes y familiares, hasta que todos tus seres queridos cobren forma ante ti y te reciban con los brazos abiertos.