Es difícil clasificar para mí está obra porque he tardado más de dos semanas en leerme la mitad y luego menos de tres días en terminarlo. Lo comento como algo jocoso, pero hasta que la prota

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no se ha partido una pierna

se me estaba haciendo un libro no muy interesante.
Es muy interesante el libro por como usa la búsqueda de un propósito y aprovecha el cambio de cuerpo de Lovely para explorar la búsqueda de la propia identidad.
Mentiría si no dijese que el tercio final me ha golpeado muy duro, especialmente la siguiente frase:

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—Tak, ¿puedes abrir el almacén de tu izquierda, por favor?— pidió Sidra—. Creo que quiero estar en mi cuerpo un ratito.

A partir de este momento Sidra deja de referirse al kit como el kit y pasa a hablar de el como su cuerpo o ni a mencionarlo cuando hace algo físico, ya no hay una barrera entre su yo espiritual (el software) y su yo tangible (el kit/hardware).

Si bien no se me ha hecho tan especial como el primero de la serie, le pesa mucho la primera mitad, sigo creyendo que tiene ese algo que pocas historias han conseguido transmitirme y no necesita más.