"Pasé una guerra y lo que casi acaba conmigo fue un corazón roto".

Para mí, lo valioso de Persépolis es esa niña cuestionando la guerra porque trata de entenderla y encontrar su lugar; es esa joven exiliada por sus padres teniendo un corazón roto y culpándose por ese dolor cuando su país está siendo bombardeado; es esa adulta que cree haber encontrado el amor y luego se da cuenta de que el matrimonio no siempre es la cúspide de una relación amorosa.

Es, a fin de cuentas, lo agridulce de la vida, tratar de entender qué sucede afuera para ver si así entiendes qué sucede adentro, o viceversa. Todo esto es acompañado del blanco y negro, que representa los extremos, pero también lo que se oculta o los vacíos.

Ahora entiendo por qué es tan recomendado y por qué es uno de los libros favoritos de mis amigas. 20 años después y es como si Persépolis hubiera sido escrito ayer.