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A review by alecarrillogl
2666 by Roberto Bolaño
5.0
No sé cómo empezar. Siento que me tomaría años empezar a escribir.
Me pasa mucho con Bolaño que me da tristeza ser una lectora tan poco diestra porque siento que hay un montón de guiños metaliterarios y un montón de pasajes hermosos, varios muchos momentos de lucidez, de proezas narrativas de imágenes específicas que se quedaron por siempre en mi memoria pero que yo tan pobre no puedo retener del todo y que no puedo pasar a los siguientes lectores con el mínimo de raciocinio necesario.
El libro consta de cinco partes. La primera fue mi favorita, la amistad internacional que se hace entre cuatro críticos literarios que se enredan buscando a un autor desaparecido y escurridizo. En el camino a Santa Teresa (Una ficción de Ciudad Juárez), los críticos se preguntan y se pierden sobre sus propias vidas y se enamoran entre ellos uniéndose en un lazo extraordinario y único y por eso absolutamente real.
Cuando se enfrentan con la oscuridad de México y la suya propia, es bellísimo porque es como la parte final del viaje que emprendieron a partir de estas relaciones; es donde la resignación toma este tono tan parecido a la paz y regresan a sus casas a empezar otro.
Luego las siguientes dos partes tratan de un profesor de la Universidad de Santa Teresa que es súper oscuro y extraño y el periodista gringo que tiene que venir a México a cubrir una pelea.
Estas son las partes más tensas donde todo el tiempo estuve asustada, temiendo lo peor, deseando que ambos decidieran por fin largarse de una vez por todas (quizá porque según yo sí podían) y mantuvieran a salvo a los suyos. Fue cardíaco y entretenido por la visión distante de cada uno de ellos ante un horror que no entendían y no les pertenecía pero de alguna manera lograron vislumbrar del todo ya metidos hasta la cintura de mierda.
Sospeché en momentos que quizá la vislumbraron antes y que en el fondo sus duelos personales los llevaron a ese lugar donde tenían que pensar y actuar en medio de la tormenta.
La cuarta parte fue la peor y la más pesada. La de las muertas de Juárez. Creo que envejeció mal o yo no estaba preparada mentalmente para tanta violencia que en momentos me pareció innecesaria. Bolaño describe con lujo de detalles muchos casos de feminicidio, así como las formas en las que se resolvían conflictos entre políticos, policías y narcos en un momento en el que además no se tenían tantos reportajes y tantas teorías sobre esos casos y aunó que fue un recurso necesario para ilustrar lo crudo que era estarlo viviendo sin que nadie tomara acciones reales, sin que los políticos se posicionaran al respeto, sin que alguien se avergonzara.
Pero fue cansado. Doloroso. En momentos me aterraba volver al libro.
Y luego la quinta parte no te da un descanso y te lleva al otro lado del mundo y del tiempo a los horrores de la segunda guerra.
Estuve a punto de abandonar el libro.
Pero no lo hice.
¿Por qué? Porque es Bolaño.
Fue un viaje enorme, difícil. Pero al final del día fue un viaje que nada podrá igualar. Una de esas novelas que no necesitan ser redondas (como en algún momento algún personaje señala) sino que son terribles y enormes y emocionantes y cansadas.
Pero qué sería del mundo sin ellas.
La escritura de Bolaño es portentosa, ambiciosa y al mismo tiempo transparente.
Cuando lo terminé esta mañana no pude sino reírme de mí misma pensando en por qué decidí esperar explicaciones que no me prometieron, o esperar que se resolvieran momentos del mundo que nunca se han resuelto.
Creo que al final del día lo que me trae de nuevo a Bolaño y lo que también me hace leer con amor pero también con una especie de resistencia física es el misterio. La posibilidad de no saber, de tener que vivir no sabiendo.
Mi naturaleza repudia la incertidumbre y este libro me la estuvo embarrando en cada episodio —aunque claro dejándome descansar y riéndome— hasta enseñarme a vivir como los personajes, con un entendimiento que no acepta respuestas totales, con los brazos y las piernas abiertas ante lo oscuro y lo inexplicable no solo del mundo pero de nuestro (muchas veces horrible) interior.
Me pasa mucho con Bolaño que me da tristeza ser una lectora tan poco diestra porque siento que hay un montón de guiños metaliterarios y un montón de pasajes hermosos, varios muchos momentos de lucidez, de proezas narrativas de imágenes específicas que se quedaron por siempre en mi memoria pero que yo tan pobre no puedo retener del todo y que no puedo pasar a los siguientes lectores con el mínimo de raciocinio necesario.
El libro consta de cinco partes. La primera fue mi favorita, la amistad internacional que se hace entre cuatro críticos literarios que se enredan buscando a un autor desaparecido y escurridizo. En el camino a Santa Teresa (Una ficción de Ciudad Juárez), los críticos se preguntan y se pierden sobre sus propias vidas y se enamoran entre ellos uniéndose en un lazo extraordinario y único y por eso absolutamente real.
Cuando se enfrentan con la oscuridad de México y la suya propia, es bellísimo porque es como la parte final del viaje que emprendieron a partir de estas relaciones; es donde la resignación toma este tono tan parecido a la paz y regresan a sus casas a empezar otro.
Luego las siguientes dos partes tratan de un profesor de la Universidad de Santa Teresa que es súper oscuro y extraño y el periodista gringo que tiene que venir a México a cubrir una pelea.
Estas son las partes más tensas donde todo el tiempo estuve asustada, temiendo lo peor, deseando que ambos decidieran por fin largarse de una vez por todas (quizá porque según yo sí podían) y mantuvieran a salvo a los suyos. Fue cardíaco y entretenido por la visión distante de cada uno de ellos ante un horror que no entendían y no les pertenecía pero de alguna manera lograron vislumbrar del todo ya metidos hasta la cintura de mierda.
Sospeché en momentos que quizá la vislumbraron antes y que en el fondo sus duelos personales los llevaron a ese lugar donde tenían que pensar y actuar en medio de la tormenta.
La cuarta parte fue la peor y la más pesada. La de las muertas de Juárez. Creo que envejeció mal o yo no estaba preparada mentalmente para tanta violencia que en momentos me pareció innecesaria. Bolaño describe con lujo de detalles muchos casos de feminicidio, así como las formas en las que se resolvían conflictos entre políticos, policías y narcos en un momento en el que además no se tenían tantos reportajes y tantas teorías sobre esos casos y aunó que fue un recurso necesario para ilustrar lo crudo que era estarlo viviendo sin que nadie tomara acciones reales, sin que los políticos se posicionaran al respeto, sin que alguien se avergonzara.
Pero fue cansado. Doloroso. En momentos me aterraba volver al libro.
Y luego la quinta parte no te da un descanso y te lleva al otro lado del mundo y del tiempo a los horrores de la segunda guerra.
Estuve a punto de abandonar el libro.
Pero no lo hice.
¿Por qué? Porque es Bolaño.
Fue un viaje enorme, difícil. Pero al final del día fue un viaje que nada podrá igualar. Una de esas novelas que no necesitan ser redondas (como en algún momento algún personaje señala) sino que son terribles y enormes y emocionantes y cansadas.
Pero qué sería del mundo sin ellas.
La escritura de Bolaño es portentosa, ambiciosa y al mismo tiempo transparente.
Cuando lo terminé esta mañana no pude sino reírme de mí misma pensando en por qué decidí esperar explicaciones que no me prometieron, o esperar que se resolvieran momentos del mundo que nunca se han resuelto.
Creo que al final del día lo que me trae de nuevo a Bolaño y lo que también me hace leer con amor pero también con una especie de resistencia física es el misterio. La posibilidad de no saber, de tener que vivir no sabiendo.
Mi naturaleza repudia la incertidumbre y este libro me la estuvo embarrando en cada episodio —aunque claro dejándome descansar y riéndome— hasta enseñarme a vivir como los personajes, con un entendimiento que no acepta respuestas totales, con los brazos y las piernas abiertas ante lo oscuro y lo inexplicable no solo del mundo pero de nuestro (muchas veces horrible) interior.