Sigo sin creer que alguna vez haya existido una Sofía a quien no solo no le gustó este libro, sino que activamente lo menospreciaba. Al punto de que, por mucho tiempo, ni siquiera se molestó en escribir una reseña. Aún no estoy segura de qué me llevó a ver la serie en 2020. Pero lo que sí es que cambió mi vida por completo. 

Encuentro muy difícil no identificarme con Marianne y Connell. A veces más con uno, a veces con otro. Parece una historia muy sencilla, pero es bastante difícil comprender lo difícil que es escribir un libro en el que tantas personas se encuentran personalmente. Leerlo es sentirse un poco menos sola. Como que los personajes acompañan al lector y viceversa, de forma que ninguno está jamás verdaderamente solo. 

Lo que ahora existe es una Sofía con una herida del tamaño de este libro en su cora. Por momentos fue insoportable leerlo de nuevo, y por eso me tomó tantísimo tiempo. Sin querer, hoy finalmente logré terminarlo. Con esta releída, aquella herida se ha hecho ligeramente más pequeña. Incluso si es casi imperceptible.