Leí Solitario por primera vez a los 15 años. Hoy, a los 21, lo leí de nuevo.

No recuerdo bien si me sentía tan identificada con Tori a los quince, como ahora, pero sí sé que hubieron frases en este libro que me hicieron dejar de leer, abrazar el libro, y quedarme viendo al techo. Mi cora se apretujó mucho, y casi sentía cómo la Sofía del pasado y la Sofía de ahora me daban un abrazo. 

Antes lo veía como un libro juvenil normal, pero ahora me parece un libro sumamente triste, aunque con muchísima esperanza, en el amor, la amistad y la fraternidad.

Alice Oseman es de verdad, quizás, mi autora juvenil favorita y la quiero mucho. Espero la Alice del pasado que escribió Solitario también se abrace a la Alice de ahora.