This was my favorite part of the anime and is easily my favorite part of the manga. Captain Levi can take on God if he wanted to.

Qué tomo más catártico, coño. Al fin Isayama ha podido mostrar el músculo (no pun intended) argumental de esta serie, llevando el epiquismo a su enésima potencia. La carga suicida final es la mezcla perfecta entre la épica y la tragedia, y varios personajes importantes mueren como resultado. El autor no deja en ningún momento de mostrar la crueldad de su mundo (o de esa violencia entre razas a modo de pescadilla que se muerde la cola) y entiende que la épica jamás es verdaderamente épica, sino una triste consecuencia de buscar la victoria. Y, aun así, logra que la aparición de Levi me ponga muchísimo más cachondo de lo que esperaría tras semejante masacre porque, ya era hora, he comprendido la relación entre los personajes y la reacción de Levi ante la muerte de un amigo importante. De igual modo, llevando los paralelismos al límite, el sacrificio de Armin para con Eren es una genialidad, cerrando con un broche de oro el arco de un personaje que comenzó como un niño asustadizo.

No sé si los muertos seguirán muertos porque si algo me ha demostrado One Piece es que un personaje no muere hasta que su cadáver se muestre claramente, pero la verdad es que no importa porque se ha ganado igualmente el momento y sé seguro que la parte de Levi-Erwin no se va a tocar más. Confío en Isayama con esto último; Armin todavía puede dar mucho juego y su estado al final del tomo es ambiguo.

Vamos, que ha sido un volumen cargado de acción con toda la catarsis que merece una serie así. La crueldad permea a todas las acciones, los personajes actúan de formas más que lógicas y se profundiza en ellos, las estrategias están muy bien pensadas y los momentos épicos llegan con ese regusto amargo que hace que no pueda dejar de devorar capítulos. Ojalá el dibujo acompañara un poco mejor esas escenas, pero reconozcámoslo: Isayama ha mejorado mucho y transmite todo realmente bien con sus páginas dobles, su paneling reconocible (me flipan los flashbacks torcidos) y la tensión que es capaz de imprimir en unas pocas páginas. Un tomazo como la copa de un pino, y lo mejor es que todavía queda mucho por venir.