Take a photo of a barcode or cover
Compré este libro hace muchísimos meses, y sin embargo, no me animaba a leerlo. Tal vez eran mis propios e injustificados prejuicios acerca de la literatura clásica los que me mantenían alejada, pero no quería saber nada, al menos por este año. Sin embargo, un día me encontré sin ganas de leer ninguno de los otros libros que había en mi biblioteca, y decidí darle una oportunidad. Es poco decir que me tuve que tragar mis palabras tan pronto como empecé a leer.
Julio Verne nos invita a sumergirnos en la historia con un estilo de escritura directo, capítulos cortos que hacen la lectura super dinámica y cierto porcentaje de misterio al no saber que va a pasar con el personaje principal, que se enfrenta a una aventura casi imposible para la época en la que vivía: dar la vuelta al mundo en ochenta días. Aunque me llevé una maravillosa primera impresión, aún tenía miedo de que al ir avanzando en la obra encontrarme con párrafos enteros de datos técnicos que no iba a entender, sobre cómo era posible realizar esta travesía. Y si bien en algunos capítulos se describía demasiado detalladamente el viaje, todas las paradas que hacían los trenes, o ciertos datos algo irrelevantes a mi parecer, no hubo ningún momento en el que pensara que la obra era aburrida.
Definitivamente, uno de los puntos más a resaltar de La vuelta al mundo en ochenta días, son los personajes. Si bien algunos secundarios como Fix o Passepartout no son díficiles de encontrar en otra novela del género, eso no quita lo mucho que llegué a apreciarlos (bueno, a Fix no tanto) y cómo admiro la construcción que llevan detrás. Porque si bien puede parecer simple crear personajes, no debe ser tan fácil lograr que estos no carezcan de personalidad y que parezcan puestos con solapa, solamente allí para que la historia del protagonista se pueda contar. Y esto me lleva a Mr. Fogg, quien es mi segundo favorito, luego de Passepartout. Es un ser muy peculiar y introvertido, tal vez algo difícil de encontrar en un libro de aventuras, pero me hizo disfrutar muchísimo la lectura, incluso cuando me quería arrancar los pelos con las decisiones precipitadas que tomaba.
Para culminar, La vuelta al mundo en ochenta días me ayudó mucho a quitarme ese saborcito feo, por decirlo de alguna manera, que me habían dejado las pocas novelas clásicas que había leído recientemente. Espero que este libro sea una puerta que me acerque un poco más hacía la literaura clásica, aunque definitivamente lo hará en cuestión a las demás publicaciones del autor.
Julio Verne nos invita a sumergirnos en la historia con un estilo de escritura directo, capítulos cortos que hacen la lectura super dinámica y cierto porcentaje de misterio al no saber que va a pasar con el personaje principal, que se enfrenta a una aventura casi imposible para la época en la que vivía: dar la vuelta al mundo en ochenta días. Aunque me llevé una maravillosa primera impresión, aún tenía miedo de que al ir avanzando en la obra encontrarme con párrafos enteros de datos técnicos que no iba a entender, sobre cómo era posible realizar esta travesía. Y si bien en algunos capítulos se describía demasiado detalladamente el viaje, todas las paradas que hacían los trenes, o ciertos datos algo irrelevantes a mi parecer, no hubo ningún momento en el que pensara que la obra era aburrida.
Definitivamente, uno de los puntos más a resaltar de La vuelta al mundo en ochenta días, son los personajes. Si bien algunos secundarios como Fix o Passepartout no son díficiles de encontrar en otra novela del género, eso no quita lo mucho que llegué a apreciarlos (bueno, a Fix no tanto) y cómo admiro la construcción que llevan detrás. Porque si bien puede parecer simple crear personajes, no debe ser tan fácil lograr que estos no carezcan de personalidad y que parezcan puestos con solapa, solamente allí para que la historia del protagonista se pueda contar. Y esto me lleva a Mr. Fogg, quien es mi segundo favorito, luego de Passepartout. Es un ser muy peculiar y introvertido, tal vez algo difícil de encontrar en un libro de aventuras, pero me hizo disfrutar muchísimo la lectura, incluso cuando me quería arrancar los pelos con las decisiones precipitadas que tomaba.
Para culminar, La vuelta al mundo en ochenta días me ayudó mucho a quitarme ese saborcito feo, por decirlo de alguna manera, que me habían dejado las pocas novelas clásicas que había leído recientemente. Espero que este libro sea una puerta que me acerque un poco más hacía la literaura clásica, aunque definitivamente lo hará en cuestión a las demás publicaciones del autor.
Una vez viaje al centro de la tierra y ahora le di la vuelta al mundo en 80 días.
Leer un libro de Julio Verne es sumergirte en una aventura junto con los personajes.
Eso me encanta porque tal vez yo nunca pueda darle la vuelta al mundo pero leyendo este libro lo hice y conocí lugares nuevos.
Leer un libro de Julio Verne es sumergirte en una aventura junto con los personajes.
Eso me encanta porque tal vez yo nunca pueda darle la vuelta al mundo pero leyendo este libro lo hice y conocí lugares nuevos.
Me costó terminarlo no porque no atrape la historia ya que llega a ser atrapante en ciertos puntos, sin embargo, la temática de la historia me costó bastante.
Es una buena lectura si te gustas este tipo de clásicos, tiene una excelente narración.
Es una buena lectura si te gustas este tipo de clásicos, tiene una excelente narración.
adventurous
funny
inspiring
lighthearted
fast-paced
Plot or Character Driven:
Plot
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
Complicated
Flaws of characters a main focus:
Complicated
Un clásico que conocía de sus multiples adaptaciones televisas y cinéfilas pero que no había leído hasta ahora, shame on me. Muy fácil y entretenido de leer, los personajes son muy interesantes, bastantes risas y muchas ganas de irse de vuelta al mundo.
An amazing and beautiful book with a lot of culture inside. I loved it
adventurous
hopeful
inspiring
fast-paced
Los viajes con Verne siempre son fantásticos, La vuelta al mundo es uno de ellos, viajar a través de la mente e imaginación de Julio siempre es gratificante, un mundo que cada vez se hacía más pequeño pero seguía siendo extraodinariamente diferente a cada paso que vas dando, pareciera que todo el mundo cabe en un pequeño libro pero solo es un bocado de lo que nos ofrecía y sigue ofreciendo nuestra Tierra.
Una aventura desde un tiempo cuando el mundo era grande y había cosas peligras en la viaje.